jueves, 15 de enero de 2009

Cuando pasa el temblor

Cientos de informaciones nos han inundado acerca del terremoto que sufrió Costa Rica el pasado 8 de enero. Cuarenta segundos fueron suficientes para destruir lo que cientos de familias habían construido durante años. El panorama es realmente desgarrador y lamentable.

Luego de transcurridos 8 días he estado reflexionando profundamente para encontrar un aprendizaje de toda esta desgracia... ¡y lo encontré!

Como madre de familia constantemente me pregunto: ¿estoy haciendo un buen trabajo con mis hijas? ¿les estoy transmitiendo los valores en que creo? ¿llegarán a ser buenas personas?

Supongo que las dudas que me asaltan no son de mi dominio exclusivo, por el contrario, a muchas madres y padres de familia deben atormertarlos continuamente.

Bueno, pues en medio de toda esta situación, pienso que una tragedia como la acontecida en Alajuela, Costa Rica debe ser motivo de análisis y reflexión familiar. Sin importar la edad de nuestros hijos esta conyuntura nos ofrece un momento especial para conversar con ellos acerca de la solidaridad, el dolor ajeno y el poco valor que tiene lo material.

¡Anímese! Pregunteles a sus hijos qué piensan de lo que está pasando y cómo creen ellos que pueden ayudar. Yo ya lo hice y me siento muy satisfecha del resultado.

viernes, 5 de diciembre de 2008

De escuelas prividas, psicólogos y ritalina -parte 1-

Con el avance escolar de mis hijas y el de los hijos e hijas de las personas que me rodean he empezado a notar que el uso de medicación en los niños es un fenómeno más común de lo que muchos padres de familia nos imaginamos.
Particularmente para aquellos niños que tienen la opción de asistir a una escuela privada se ha convertido casi en una norma las evaluaciones psicológicas para determinar si la criatura padece de déficit atencional. Resulta que la misma escuela te recomienda el psicólogo donde le realizan la evaluación al niño y si el profesional comprueba que hay algún grado de déficit el mismo psicólogo te recomienda un psiquiatra infantil que le hace una nueva evaluación y le receta "Concerta" o "Ritalina". De manera adicional y dependiendo de la impulsividad del niño además te recetan "Risperdal".

Como si fuera poco, muchos de los niños que se someten a este proceso tienen alguna "dificultad de aprendizaje" entonces para cerrar el círculo el mismo psquiatra te recomienda una psicopedagoga para que trabaje la deficiencia del niño.

Además de la angustia que provoca a un padre de familia saber que su niño "tiene algún problema" luego le queda otra gran angustia pues entre la evaluación psicológica, la ida al psiquiatra y las terapias con la psicopedagoga se puede haber "invertido" una suma cercana a los 250 mil colones. Lo anterior, sin tomar en cuenta que la "Concerta" cuesta la módica suma de 40 mil colones mensuales y que las idas a la psicopedagoga son indefinidas -una vez a la semana- y cada ida ronda los 15 mil colones de costo.

En mi humilde experiencia definitivamente debo reconocer que hay niños que necesitan la medicación pero también debo decir que la gran mayoría no la necesitan. Por supuesto que lo más fácil para todos -escuela, maestra y padres de familia- es "dopar" a los niños para que no molesten pero ¿cuáles serán las consecuencias a mediano plazo de esta decisión?

Por otro lado, además de ser la salida más fácil esta decisión representa un gran negocio para unos pocos... se ha preguntado usted cuántos pacientes atiende diariamente el psiquiatra de su hijo o hija, multiplique eso por 40 mil colones y luego por 20 ¿verdad que es escandaloso?

La verdad es que este es un tema que da para mucho y por eso lo desarrollaré en varias entregas.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Llegó Navidad



La Navidad es probablemente una de las épocas más lindas para vivir en familia dicen muchos. ¿Es eso cierto? Desde mi opinión la respuesta es sí y no. Durante los últimos años mi país, Costa Rica, se ha convertido en un verdadero caos navideño.

El consumismo se ha apoderado de nosotros y eso provoca que -incluso ir a comprar un bollo de pan- sea toda una experiencia que acarrea altas dosis de estrés. El estrés provoca que la disposición para "compartir en familia" no sea la mejor.

Por otro lado, esta época ofrece una serie de momentos diferentes en los cuales -si se logra controlar el estrés- se pueden vivir experiencias familiares muy provechosas.

Hoy en mi familia vamos a poner el árbol de Navidad, el portal o nacimiento y decorar la casa. Uno de los retos que he enfrentado con mis hijas en ese momento es poder controlar la angustia que me provoca que ellas participen pero, sin que haya accidentes. Todos los años algo se ha quebrado y la verdad es que esas situaciones han generado momentos no muy familiares y mucho menos felices.

Hace un días vi en televisión una técnica para participar a los niños en el proceso de decoración. Se trata de hacer un árbol de Navidad con manitas. Se hacen varias manitas en cartulina, se pintan con témperas color verde -o del color que se desee- se cortan y luego se colocan de forma invertida en una pared. Dependiendo del tamaño del niño en la base del árbol se colocan unas 8 manitas y se van disminuyendo hasta que en la punta del árbol quede una sola.

Después de pegar las manitas se puede decorar el árbol. Yo para esto utilizaré plasticola dorada. La verdad este producto es facil de utilizar y además es barato. De manera adicional si se gusta para poner "la cereza en el pastel" al final del árbol se puede colocar una estrella.

Mis hijas están súper emocionadas con el árbol de manitas. Mi hija mayor -Valeria- hasta me dijo que esta es su Navidad más divertida.

Yo ya hice la prueba... lo invito a usted mamá y papá animarse.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Mami pasé el año

¡Qué alivio! Hoy a las 11:30 de la mañana y luego de una extensa y tensa reunión con un cliente recibí la llamada de mi hija mayor para decirme "Mami pasé el año". El alivio que sentí fue enorme, 10 meses de luchar todos los días dieron el resultado. De inmediato pregunté por los resultados de mi hija pequeña y aun sentí un alivio mayor cuando me dijeron "también pasó".

En esta aventura como madre de familia el tema del estudio no ha sido de las áreas más fáciles con las que me he topado. Mis dos hijas padecen del conocido "déficit atencional". En el caso de la pequeña además se le combina con una impulsividad crítica. Lo cual se traduce en momentos de frustación constantes... momentos en los que además como mamá no sé como actuar y si sé, no puede evitar que me surjan dudas.

Mi reacción a la noticia -a pesar de que en los últimos días he estado medio fría con ellas- fue "qué alegría mi amor" no obstante de inmediato agregué "espero que todo lo que hemos pasado en este año no se te olvide y durante las vacaciones tengas tiempo de reflexionar para que el año entrante no sea igual".

Una compañera que estaba conmigo en ese momento me dijo "me parece muy bien que le hablés así a tu hija". Sin embargo, luego de transcurridas dos horas de la noticia debo confesar que lo que siento es un gran alivio y al menos por un par de semanas quiero disfrutar y que ellas disfruten, así que ¡a guardar los cuadernos por un tiempo!.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Mi primera entrada

El ciberespacio es un mundo nuevo para mí... más si hablamos de la blogosfera... sin embargo he decidido asumir el reto y lanzarme al vacío, algo bueno saldrá.

Soy una mujer de 35 años, madre de dos hijas, profesional, esposa. Siento la necesidad de compartir mi experiencia con quien quiera leerla y por eso le he puesto a mi blog caja de herramientas. Cualquier mujer que sea esposa, madre y profesional sabrá entenderme y creo que un padre "moderno" también.

Espero a través de mi experiencia ofrecer a otros padres y madres de familia una respuesta a las dudas que los asaltan cada día ante los retos -buenos y malos- que nos ponen los hijos.

Aunque sé que aun me falta muchísimo por recorrer creo que la experiencia de estar formando a dos niñas -una de 10 años y otra de 9- podrán ayudar a alguien. También me consuela saber que si no ayudan, al menos, podrían hacer que alguien se sienta identificado.